martes, 16 de noviembre de 2010

NOTICIAS DEL IMPERIO: CARLOTA SADOMASOQUISTA

El miércoles 4 de junio de 1864 el diario El Pájaro Verde (enero de 1861-agosto de 1877), que seis meses antes había dado a conocer una fotografía de Maximiliano, publica un dibujo litografiado de la emperatriz Carlota, inspirado, como lo señala Alejandra López Camacho [1], en una fotografía de Robert Jefferson Binham, reproducida como carte de visite por el fotógrafo André Adolphe Eugéne Disdéri. La investigadora comenta:

En esa litografía cuyo autor no figura se lee lo siguiente en el pié de página: “S. M. (Su Majestad) María Carlota Amalia, emperatriz de México. (Sacado de una fotografía)”. Esto representaba para los lectores del periódico y para todo aquel que viera la imagen, la carta de presentación de Carlota como majestad y emperatriz de México caso contrario de la litografía de Maximiliano, a quien sólo se le presentó como su alteza y como archiduque, debido a que en esa época sólo se trataba de hacer la presentación publica del futuro emperador de México.

Durante el oropelesco Imperio, dos pintores plasmaron desde la tranquilidad de sus estudios en Europa a Carlota: Albert Graefle y Franz Xaver Winterhalter. Los siguiente son los óleos de Winterhalter, posiblemente basados en los de Graefle.

Alejandra López Camacho informa que Albert Graefle pintó en 1865 lo mismo a Maximiano que a Carlota. El enorme lienzo Carlota Amalia de Saxe Coburgo, óleo sobre tela, de 255 x 168 centímetros, actualmente se encuentra en el Castillo de Chapultepec.

Martha Zamora confunde las obras de ambos pintores [2]. En la portada del libro que prologa, edita y traduce pone el retrato Graefle pero en el prólogo habla sobre una de las pinturas del alemán-francés Winterhalter. El vestido que porta en el retrato ha sido admirado por generaciones de jovencitas [sic]…pero nunca fue lucido por nuestra emperatriz, ni siquiera elegido por ella. Siguiendo el sistema empleado por el pintor, tomó apuntes del rostro de la princesa belga y archiduquesa austriaca a su paso por París y, posteriormente, obtuvo un vestido del diseñador inglés Charles Frederick Worth para copiar meticulosamente los detalles, el brillo de las telas y la caída de los encajes, mientras permaneció montado sobre un manequí [sic].

Según crónica entresacada de Una emperatriz en la noche, para buscar el apoyo de Europa Carlota sale del país el 13 de julio de 1866, supuestamente embarazada, como jocosamente lo apuntan las coplas de Mamá Carlota. [3 ] Por indicaciones de Maximiliano el francés Charles Leysel (1825-1889), residente en México desde antes del arribo de los emperadores, la acompaña a Francia. En septiembre de 1866 Carlota sospecha obsesivamente que la van a envenenar. A partir de junio de 1867 permanecerá confinada en tres castillos de Bélgica: Laeken, Tervueren (mayo de 1869 a 1878, a la izquierda y que Martha Zamora sacó de internet, aunque publica en blanco y negro) y de Bouchout, donde fallecerá en 1927. El 12 de enero de 1868 le informan de la muerte de Maximiliano. Comienza a deteriorarse su estado mental hacia febrero de 1869 y se enamora epistolarmente de Charles Leysel. A fines de abril de este año cuando ella le confieza ser morfinómana- firma sus cartas como “Charles” o “C. Leysel”. El 5 de mayo le confía que no consumó el matrimonio con Maximiliano y en enero de 1869 empieza a desbordar su pasión sado-masoquista por el francés. El 13 de mayo de 1869, instalada en el castillo de Tervueren, le describe abiertamente sus fantasías:

 
N O T A S

1.- “Maximiliano y Carlota en el ‘Pájaro Verde’, 1864. Análisis crítico de las litografías de las emperadores”, blog Policromía de la historia y algo más…, sábado 21 de agosto de 2010. Accesible en http://policromiadelahistoria.blogspot.com/2010/08/maximiliano-y-carlota-en-el-pajaro.html

2.- Prólogo al libro Una emperatriz en la noche : correspondencia desde la locura de la emperatriz Carlota de México. Febrero a junio de 1869 (Martha Zamora, 2010). Estudio literario y transcripción de cartas de Laurence Van Ypersele. Desgraciadamente sólo rescata algunas del periodo prometido en la portada y las más sosas. La historiadora belga se reserva para su análisis las más candentes. 
3.- Ni Zamora ni Van Ypersele comentan el hijo que pudo haber tenido Carlota con el teniente coronel belga Alfred van der Smisse.

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