domingo, 31 de marzo de 2013

EL MILAGRO DE CRISTO (1940)


Mientras viajan en un auto discuten Rolando Miguel (Arturo de Córdova) y Ofelia (Linda Gorráez). A causa del exceso de velicidad el auto sufre un accidente frente a la residencia del cirujano Mario (Eduardo Nanche Arozamena) y de su hermano Manuel (Manuel Noriega). Mientras Leonora (María Luisa Zea) los auxilia Ofelia huye. Gracias a que leen un periódico saben que el hombre accidentado es "el escultor del siglo". El diario reproduce una fotografía una de sus obras: un mujer desnuda surfeando. Manuel comenta con sorna que es está "desnudita como la palma de la mano", a lo que apostilla el doctor que es "modelo y no precisamente de virtudes".

Arturo de Córdova y el Nanche Arozamena
Como ha quedado ciego el escultor reposa en la residencia al cuidado de Leonor, hija de Manuel. Enamorada del escultor Leonor inventa un viaje para conocer el taller de Rolando Miguel.
El taller de Roli
Descubre un retrato de Ofelia dedicado a cariñosamente a "Roli". 

Llega la carta de Ofelia tan esperada para Leonardo pero en lugar de leérsela, Leonora le inventa una misiva encendida de amor. Una amiga de Ofelia le descubre, gracias al periódico, que la escultura para la cual posó ha ganado 10 mil dólares por lo que la ambiciosa mujer decide ir a verlo. Mientras Leonora va a la iglesia, Ofelia se entrevista con Rolando Miguel. Ella se disculpa por la "carta infame" que le envió, donde le confesaba que se había ido con Enrique a París. Al descubrir la verdad el escultor quema la carta y la corre. 

Junto a un río Rolando enamora a Leonora. Ella le pide que vayan a rezar y él le confiesa que no sabe. Dos días antes de la operación estalla la guerra. Lo opera un "frenópata" de Viena, el "mejor doctor de Europa". Postrada ante un cristo le pide que si le devuelve la vista será novicia. Ofelia lee a una amiga la noticia periodística que han operado con éxito a su amante. Leonora se consagra como monja. Rolando Miguel recupera la vista. Al regresar a la residencia de sus protectores le informa la pareja de sirvientes que Mario murió hace cinco días y que Leonora le ha dejado una carta.  

Rolando Miguel, de incipiente barba, regresa a su estudio. Ofelia de . Para que se inspire comienza a desvestirse
y una vez desnuda (se desviste tras una mampara traslúcida que no estaba) lo conmina a tomar el cincel y el martillo, lo que hace de inmediato. En este momento tan decisivo para el escultor desde el balcón ven pasar tropas. Tanto el escultor como Leonora se dan de alta en el ejército. Pasan los años. Rolando no puede olvidarla. El general Lerma -curiosamente su tío- lo envía a Santa Clara para condecorar a una valiente monja: Martha de la Cruz de la orden de San Vicente de Paul...que resulta ser Leonora. Ambos se reconocen en la ceremonia. Ella se desmaya de la impresión. Le pide a la madre (Aurora Walker) que la mande a la Martinica. En la sacristía Rolando y Leonora se abrazan y salen. Las monjas oran por ellos y la sombra de un cristo se proyecta ve en la puerta del convento.

Esta cinta del exiliado catalán Francisco Elías peca de exagerada (como el considerar "escultor del siglo" al tradicionalista Rolando Miguel y el "frenópata" mejor de Europa) y hasta de ridícula (la Guerra Civil lo reduce a tres camioncitos de soldados y oculta el desnudo de Ofelia). 

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